domingo, 22 de julio de 2007

LAVADEROS DE LA REINA / VEREDA DE LA ESTRELLA





BELLEZA Y GUSTITO EN SIERRA NEVADA

Las rutas de dos días tienen ya una liturgia de reuniones y citas previas que, bajo el subterfugio de atar cuatro detalles de la salida, aprovechamos para chatar, hacer risas, ver fotos, en fin, esas pequeñas cosas que nos proporcionan instantes de casi felicidad, y con las que entretenemos nuestro paso por este río de la vida.

Salimos el viernes 1 de junio, en varios horarios. “Aquí coche 1, llamando a coche 2”; “Coche 2 sin novedad, cambio”, etcétera, y así hasta entrada la medianoche, que no llegaron los últimos a un bonito hotel casi en Pradollano, en plena Sierra Nevada. Para futuras excursiones en el entorno de Güejar Sierra, es recomendable hospedarse en dicho pueblo, pues nosotros tuvimos que volver cada día a dormir, y bajar cada día a hacer las rutas. El día 2 a las 8 de la mañana, tras desayuno y foto, bajamos a Güejar; después, por sendas “familiares” más que locales, tomamos un interminable carril, lleno de baches y polvo, atravesamos un rebaño, creímos habernos equivocado, polvo, golpes en los bajos de los coches... por fin llegamos a
Corralejo, valle donde se inicia la Loma de la Cuna de los Cuartos, frente a nosotros el Veleta, el Mulhacén y el Alcazaba: La Plenitud.

Con ese fondo de picos y nieve, fotos de familia; merecía la pena traer de allí la impronta del grupo, que rebosaba felicidad por la expectativa de la maravillosa ruta. Por un cómodo carril (a la vuelta sabríamos que nos equivocamos, que fuimos por la vuelta y regresamos por la ida), por la ladera de una alargada loma; por el camino había acequias que no eran sino el deshielo de los muchos picachos de Sierra Nevada, veneros jalonados de distintos tonos de verde, flores alpinas de colores intensos, mosaicos de Estrellas de las Nieves. Parecía como salido de un cuento (véase álbum). Se abrieron ante nosotros unas cataratas salidas de una leyenda de dragones. Impactados por tanta calidad, descanso y almuerzo: luego hay que subir un buen rato en pendiente pronunciada hasta la base del Picón de Jeres; la mayoría del grupo ya habíamos estado allí con Emotion. Descansamos y recreamos los paisajes, Los Tajos Negros de Cobatillas, la Loma de Los Cuartos, el Río Maitena, etc.

Aprovechando los Lavaderos, hicimos una asamblea para decidir que hacíamos en verano, quedaban rutas muy buenas pero por el clima y los cierres a los Parques no se pueden hacer, se decidió algunas muy interesantes, como la noche de San Juan en Cádiz, donde haríamos unos conjuros mágicos, pero eso lo contaremos mas adelante.

Durante el descenso, dimos rienda suelta al niño que somos (aunque la mayoría crea que tan sólo lo llevamos dentro) con juegos, es lindo jugar: varios/as dejaron sus cuerpos deslizarse por un nevero en deshielo. Llegamos al refugio de Peña Partida (2.451m), estábamos tan a gusto que comenzamos a tatarear unos estribillos que serán nuestro futuro himno; a Isa Fashion le encanta canturrear, y las demás le siguen. Foto en Peña Partida y seguimos; a la izquierda la Vereda de la Estrella, que haremos mañana.

El día 3 de junio, domingo, dejamos ya el hotel, nos reunimos de nuevo en Güejar Sierra para seguir hasta la Estación de Maitena, seguiremos por el antiguo trazado del tranvía, pasamos tres túneles hasta llegar al Hotel del Duque, donde dejaremos los vehículos. Cruzamos el Genil en su confluencia con el Barranco de San Juan. La Vereda comienza a la izquierda; vamos desechando veredas -que conducen a otros destinos que conducen a la mar, que es el morir-, la Mina de la Estrella, cruce del río Guarnón, la senda exuberante en todo momento, a veces vemos al fondo El Mulhacén, a veces El Alcazaba, seguimos hasta un lugar donde se toca con el río; un poco más a la derecha está la Cueva Secreta, que ni es cueva ni es secreta. Más allá –aunque no llegaremos- en la confluencia de los ríos Valdeinfiernos y Valdecasillas, termina La Vereda de la Estrella.

Luego, a desandar lo andado; llegamos en varias etapas a tomar unos refrescos, charletas sobre futuras marchas, besos y abrazos, esas manifestaciones corporales de cariño un poco rituales, pero con las que queremos romper el hielo sin saber que, a veces, provocamos un incendio.

GARGANTA del Río VIAR





POZAS Y ROCAS

La decimotercera Jornada Libre de El Lince y Las Ardillas fue una ruta con sorpresa y despedida; para despedirnos de Emotion la organizamos cerca de su campamento base. Esta vez, ya con nuestros alias, fuimos Presi, Jefa, Autoridad, Atleta, Colores, Titanic, Fashion, Poder, Rizos, Prudente, Sirena y Trueno. La sorpresa: Antonio Polo y su mujer, María Luna y Carlos, amigo de ellos. La sorpresa fue, sobre todo, para Tere Monte, pues ella comenzó su andadura (hace ahora 10 años) con Polo y su grupo, actual Correcaminos; sabía de nosotros y quería conocernos; para Jefa fue “lo más” compartir unas jornadas libres con su líder preferido: "no hay otro igual, aunque se llamen igual", asegura.

Salimos ya votados –había elecciones municipales- y desayunados, y llegamos a buena hora a El Pintado, donde tiene Emotion su campamento. Lo atravesamos hasta una higuera que nos marca la entrada a la Garganta del Río Viar. Manolo Presi es nuestro guía. Por una suave pendiente alcanzamos el río Viar. Sorteando grandes piedras y maleza crecida, vamos de una orilla a la otra según nos facilita el trayecto, tenemos que ir atravesando toda la garganta, pasar debajo de una buitrera y sortear los distintos obstáculos: hay una gran poza que no se puede atravesar por sus altísimas paredes, tenemos que iniciar una fuerte subida y bordear el obstáculo. Desde fuera, en la entrada del río a la poza, parece como si hubieran dos carotas rocosas de sendos centinelas ladrando sobre la propiedad de la corriente. Un grupo decide ya bañarse ahí mismo, deslizarse en esa agua fría y dulce sin otro filtro que nuestra propia piel; el otro grupo come algo, toma fotos.

La expedición se divide, quedando delante Polo y los suyos mas Carlos. Manolo y Tere quedarán tirando un poco del resto. Más o menos abriendo sendas, el primer grupo llega a una curva pronunciada del río, donde hay que abandonarlo; tras un chapuzón de despedida, inicia la subida hasta la carretera donde hemos dejado un coche para llevar los conductores hasta el poblado de la central eléctrica. El segundo grupo tarda, así que vamos caminando hacia el poblado. Por el camino encontramos a Ángel y Rocío, en sendos coches: él va a votar a Cazalla, ella regresa a Sevilla.

El segundo grupo, después de una pequeña caminata, se zambulle en una poza, dejando para el recuerdo graciosas fotografías; después tendrán que hacer más o menos la misma travesía que el primer grupo. Más tarde nos juntamos todos el bar, adonde se sumaron Rafa y Ángel, con quienes tomamos unas birras y nos despedimos (de ellos) hasta septiembre.