domingo, 22 de julio de 2007

GARGANTA del Río VIAR





POZAS Y ROCAS

La decimotercera Jornada Libre de El Lince y Las Ardillas fue una ruta con sorpresa y despedida; para despedirnos de Emotion la organizamos cerca de su campamento base. Esta vez, ya con nuestros alias, fuimos Presi, Jefa, Autoridad, Atleta, Colores, Titanic, Fashion, Poder, Rizos, Prudente, Sirena y Trueno. La sorpresa: Antonio Polo y su mujer, María Luna y Carlos, amigo de ellos. La sorpresa fue, sobre todo, para Tere Monte, pues ella comenzó su andadura (hace ahora 10 años) con Polo y su grupo, actual Correcaminos; sabía de nosotros y quería conocernos; para Jefa fue “lo más” compartir unas jornadas libres con su líder preferido: "no hay otro igual, aunque se llamen igual", asegura.

Salimos ya votados –había elecciones municipales- y desayunados, y llegamos a buena hora a El Pintado, donde tiene Emotion su campamento. Lo atravesamos hasta una higuera que nos marca la entrada a la Garganta del Río Viar. Manolo Presi es nuestro guía. Por una suave pendiente alcanzamos el río Viar. Sorteando grandes piedras y maleza crecida, vamos de una orilla a la otra según nos facilita el trayecto, tenemos que ir atravesando toda la garganta, pasar debajo de una buitrera y sortear los distintos obstáculos: hay una gran poza que no se puede atravesar por sus altísimas paredes, tenemos que iniciar una fuerte subida y bordear el obstáculo. Desde fuera, en la entrada del río a la poza, parece como si hubieran dos carotas rocosas de sendos centinelas ladrando sobre la propiedad de la corriente. Un grupo decide ya bañarse ahí mismo, deslizarse en esa agua fría y dulce sin otro filtro que nuestra propia piel; el otro grupo come algo, toma fotos.

La expedición se divide, quedando delante Polo y los suyos mas Carlos. Manolo y Tere quedarán tirando un poco del resto. Más o menos abriendo sendas, el primer grupo llega a una curva pronunciada del río, donde hay que abandonarlo; tras un chapuzón de despedida, inicia la subida hasta la carretera donde hemos dejado un coche para llevar los conductores hasta el poblado de la central eléctrica. El segundo grupo tarda, así que vamos caminando hacia el poblado. Por el camino encontramos a Ángel y Rocío, en sendos coches: él va a votar a Cazalla, ella regresa a Sevilla.

El segundo grupo, después de una pequeña caminata, se zambulle en una poza, dejando para el recuerdo graciosas fotografías; después tendrán que hacer más o menos la misma travesía que el primer grupo. Más tarde nos juntamos todos el bar, adonde se sumaron Rafa y Ángel, con quienes tomamos unas birras y nos despedimos (de ellos) hasta septiembre.

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