jueves, 14 de junio de 2007

Ascensión al Cornicabra

PINCHAZOS E INTRIGA





El 14 de enero de 2007, un poco medio en broma, estábamos en la Tesorería quince sociales por naturaleza. Teníamos un poco de escarcha, esa sonrisa postiza de buena educación, pero abajo, junto al río Bocaleones, después de bordear Zahara de la Sierra y una pista de polvo rojo, cuando hicimos la foto fundacional, un alambre frío y niquelado se clavó en nuestros estómagos: aquello iba en serio; era la primer de las picaduras que nos llevarímos ese día.

Estábamos en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, Andrés era el Guía. Caminamos por una pista, alcanzamos un cortijo, una granja y fuimos a dar a la Garganta Seca. Subiríamos al Cornicabra y bajaríamos por un cortafuegos, en ruta circular. Al pinchazo del alambre en el estómago se unieron los pinchazos de las aulagas en nuestras piernas y brazos: todos los senderos con vegetación crecida y picajosa. A la mitad de la garganta vimos buitreras y buitres; con los prismáticos de Manolo los traíamos hasta nuestras narices. Especial mención merece el hallazgo por parte de Isa Horrillo de una extraña planta aromática llamada “Oregón”.

Cuando el cauce se estrecha, iniciamos la subida, larga, dura y con mucha pendiente: estábamos todavía llenos de cava y turrón, casi un mes sin caminar. Llegamos a una plataforma casi lunar moteada de abetos y, como una media luna de cortantes, aparece el Cuerno de Cabra. En la base se quedaron algunos, otros siguieron hasta la cima. Esa sí que fue dura y escarpada; sin senderos, casi vertical en algunos tramos; los de la cumbre bajamos al albedrío hasta la base para comer y preparar el regreso.

La vuelta tuvo su pequeño punto de incertidumbre: la maleza había borrado el cortafuegos, hubo varias indecisiones, idas y venidas; un tercer pinchazo nos recorrió como un calambre, temor a perdernos, el imaginario inexistente que nos impide pensar. Finalmente hicimos lo sensato: volver por donde vinimos: Fue una bajada casi de rapel, los tobillos chirriaban, saltos por graveras, pero tocamos la garganta con luz suficiente para llegar a lo coches. La cosa estaba en marcha; aún no había “alias”, ni estatutos, ni planes; Pero la cosa estaba en marcha.

Estuvimos Tere, Carlos, Andrés, Toñi, José Antonio, Teresa, Teresa Chinchilla, Álvaro, Manolo, Paqui, Valle, Isa Horrillo, Carmen Siles, Eugenia y Manolo Cordero.

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